En el camino del Tantra, la mujer ocupa un lugar sagrado. No desde la idealización ni desde el rol pasivo, sino como portadora de una energía poderosa, creativa y profundamente transformadora. El Tantra no es solo una vía espiritual: es una experiencia encarnada. Y para la mujer, es también una oportunidad para volver a sí misma, redescubrir su cuerpo, honrar su ciclicidad y habitar el poder de su energía sexual como canal de sanación, crecimiento y realización.
Dentro del Tantra, existen diferentes sendas. Las más conocidas son el Tantra Blanco y el Tantra Rojo. El primero es un camino individual, una práctica que invita al trabajo interior: a purificar el canal energético, a despertar la energía creativa y a permitir que circule libremente por el cuerpo. El Tantra Rojo, en cambio, implica la práctica compartida, el encuentro con otro u otra, y generalmente se asocia a la sexualidad sagrada en pareja.
Desde mi experiencia como terapeuta y observador de los procesos femeninos, puedo afirmar que ambos caminos —el individual y el compartido— incluyen la sexualidad sagrada. Porque en ambos se trabaja con la energía sexual, no desde la búsqueda del placer por sí mismo, sino como fuerza transformadora y espiritual.
El Tantra Blanco, en particular, representa una puerta de entrada poderosa. No requiere de una pareja, ni de un conocimiento previo. Es, ante todo, una invitación a descubrir cómo funciona la energía interna de la mujer, a conocer su cuerpo desde adentro, a activar su capacidad de goce, intuición y presencia.
Desde una mirada tradicional, la energía Kundalini ha sido representada como una serpiente enroscada en la base de la columna vertebral que, al despertar, asciende por el eje del cuerpo activando los chakras hasta llegar a la coronilla.
Pero en el cuerpo femenino, esta energía se manifiesta de un modo particular: su centro no está en la base de la columna, sino en el útero.
La Kundalini femenina está siempre viva. Se activa con la menarquia y acompaña a la mujer durante toda su vida, incluso más allá del ciclo menstrual, cuando se aprende a trabajar con el útero energético. Por eso, la clave para despertar esa energía no está en hacerla emerger por fuerza o impacto —como en muchas técnicas tradicionales más "masculinas"—, sino en acompañarla con sutileza, amor y conciencia.
El útero femenino es mucho más que un órgano físico. Es un centro energético capaz de almacenar memorias, sostener duelos, gestar proyectos, y también de transmutar el dolor en poder creador. Conectar con el útero es conectar con la raíz, con la Tierra, con la capacidad de contener y de dar vida —no solo biológica, sino espiritual.
La energía Kundalini en la mujer se despierta especialmente durante la fase más oscura del ciclo menstrual. Si ese momento es vivido con conciencia —en lugar de rechazo o desconexión—, puede convertirse en el inicio de un viaje profundo de autoconocimiento y transformación. El fuego del útero se eleva al corazón, y cuando ambos centros se conectan, se abre un portal hacia la expresión más auténtica del ser.
Esta práctica no está reservada solo a mujeres con ciclo menstrual activo. Las mujeres en menopausia o sin útero físico pueden trabajar con su útero energético, siguiendo las fases de la luna como guía. Porque lo importante no es lo biológico, sino lo energético. Y toda mujer puede reconectarse con su poder cíclico y creativo si se lo permite.
"El Tantra es una medicina para la mujer que desea recordar que su placer es también su camino espiritual."
El Tantra, cuando se practica desde la conciencia, ofrece a la mujer una vía para reconectar con su sabiduría, para sanar heridas antiguas, para desmontar creencias limitantes y recuperar su vínculo con el placer como fuente de vida.
No se trata de reproducir técnicas ajenas, ni de perseguir experiencias extraordinarias. Se trata de un regreso íntimo y poderoso a su cuerpo, a su centro, a su verdad.
Para muchas mujeres, este camino marca un antes y un después. Porque en un mundo que tantas veces las ha enseñado a desconectarse de su energía, de su goce y de su poder, el Tantra es una medicina. Una forma de volver a sí mismas. Una forma de recordar que su energía sexual no es algo que deben entregar, controlar o esconder… sino algo que pueden cultivar, amar y habitar.
Fernando Far se desempeña como «Life, Sex & Business Coach» asistiendo tanto a las personas como a las organizaciones en sus procesos de cambio y transformación.
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