Un gran numero de mujeres se acercan al masaje tántrico o a la sexualidad consciente, buscando algo más que placer genital. Intuyen que el cuerpo guarda caminos más profundos, que el goce puede volverse más completo, más envolvente, más elevado. Una de las llaves para despertar ese potencial orgásmico expandido es aprender a reconocer, activar y recorrer un canal interno de energía: la flauta interna.
Aunque no es visible en términos anatómicos, este conducto sutil ha sido conocido por distintas tradiciones como el bambú hueco o el canal central. En nuestra visión, preferimos llamarlo flauta interna porque, cuando se activa, el cuerpo entero comienza a “cantar” como un instrumento afinado con el placer. Se trata de un camino que va desde el perineo o la vagina, atraviesa el eje del cuerpo y asciende hacia la cabeza, pasando por cada uno de los siete chakras o centros energéticos.
El punto de partida es la zona pélvica, especialmente la vagina, que puede volverse una fuente de energía orgásmica no solo localizada, sino expansiva. Cuando esa energía se moviliza conscientemente hacia arriba —en lugar de descargarse solamente hacia fuera— es posible experimentar una forma más completa de placer: una vibración que recorre el cuerpo, abre el corazón, despierta la intuición y conecta con lo espiritual.
Esta es la base de lo que en Tantra se denomina orgasmo ascendente. No es solo una sensación intensa, sino un estado de conciencia ampliada que puede experimentarse como un estallido interno, un temblor dulce, una ola de fuego sutil que llega incluso al chakra de la coronilla, en la parte superior de la cabeza.
Ejercicios para despertar la flauta interna
Ubicá el músculo que usás cuando necesitás contener la orina. Ese es el músculo PC, y su fortalecimiento es fundamental para controlar y dirigir la energía sexual.
Este músculo actúa como una “válvula energética” y su entrenamiento es clave para bombear placer hacia el interior.
Luego de algunos minutos de respiración tranquila, comenzá a imaginar un tubo sutil que parte del interior de la vagina (o del perineo) y asciende por el centro del cuerpo hasta la coronilla.
Con el tiempo, este ejercicio puede ayudarte a sentir más allá del orgasmo genital, despertando una corriente de placer más amplia y luminosa.
Siempre que sea posible, te sugiero practicar estos ejercicios al desnudo.
El contacto directo con el aire y el entorno, sin telas que separen o compriman, favorece una conexión más pura y libre con las sensaciones corporales. La desnudez no es una condición, pero sí una oportunidad para reconciliarse con el propio cuerpo tal como es, sin filtros ni capas simbólicas. Sentirse en la piel, literalmente, hace que la práctica sea aún más poderosa.
"El goce puede volverse más completo, más envolvente, más elevado, cuando el cuerpo entero empieza a cantar como una flauta afinada con el placer."
Cuando la energía sexual se transforma en una vía de conciencia, descubrimos que el orgasmo puede ser más que un momento: puede ser un estado. Un estado en el que el cuerpo, la mente, el corazón y el alma participan juntos, como una orquesta afinada. La flauta interna es, justamente, ese instrumento sutil que puede volver a nuestro cuerpo una sinfonía de gozo.
Practicá con paciencia, sin expectativas rígidas. El placer que se cultiva desde adentro, sin apuro, tiene raíces más profundas y frutos más duraderos.
Fernando Far se desempeña como «Life, Sex & Business Coach» asistiendo tanto a las personas como a las organizaciones en sus procesos de cambio y transformación.
Si ya leiste De la vagina a la coronilla: fluir con la flauta interna tal vez también te pueda interesar leer alguno de los siguientes artículos: