En un pasado no tan distante, donde los tabúes tenían un firme dominio, la conexión sexual entre hombres y mujeres parecía restringirse a besos y penetración. Sin embargo, la evolución de las prácticas íntimas ha llevado esta poderosa forma de comunicación a un nivel de riqueza aún más profundo.
Desafiando los Temores: La Intrigante Realidad del Placer Oral
A pesar de este avance, en algunos rincones persisten temores arraigados en algunas de estas prácticas. Hoy, nos aventuramos en el terreno del sexo oral de la mujer al hombre, comúnmente conocido como “felación”. Su etimología, proveniente del latín “fellatio”, se traduce como “acción de mamar”, derivado del verbo “fellare” (chupar, mamar). Pero aquí radica la verdadera curiosidad: su raíz indoeuropea, “dhei”, también aparece en palabras como “fémina”, “feliz” y “fecundo”, aportando un matiz de significado aún más profundo.
El Desafío de la Felicidad: Descifrando la Relación entre el Sexo Oral y la Mujer
Sin embargo, para muchas mujeres, esta práctica no se asocia con la alegría. Por el contrario, a menudo despierta sentimientos de rechazo, e incluso en algunos casos, una fobia que dificulta su realización. Pero, ¿qué subyace realmente detrás de esta resistencia?
Es innegable que la penetración requiere un pene en erección y adecuadamente lubricado para deslizarse en la vagina. En este contexto, el sexo oral realizado por la mujer puede ser una herramienta natural para contribuir a ambos aspectos esenciales.
Aunque en épocas antiguas, la felación estuvo envuelta en tabúes y la sociedad evitaba discutir la sexualidad abiertamente, su historia se remonta a tiempos mitológicos y ancestrales. Esculturas que representan la felación han sido descubiertas en estructuras arquitectónicas de tiempos remotos. Las variaciones en las posturas y enfoques de esta práctica han dado lugar a teorías que exploran su profundidad y complejidad.
Los orígenes más antiguos de la felación se remontan a la leyenda de Osiris e Isis en el antiguo Egipto. Osiris, asesinado por su propio hermano, vio su cuerpo desmembrado. Su hermana Isis recolectó sus fragmentos, pero faltaba su miembro. Creó un falo de arcilla y lo revivió mediante la felación. Las egipcias, conocedoras de este arte, otorgaban vida a través de este acto. Cleopatra, una de las figuras históricas más icónicas, no solo practicaba la felación, sino que sobresalía en ella. Su destreza le valió apodos como “la boca de los diez mil hombres”. Cuentan las historias que en una sola noche, brindó este placer a cien soldados romanos.
La felación también fue ritualizada en India y China. El Kama Sutra, en su exploración detallada del amor y la intimidad, presenta el “auparishtaka”, un apartado que describe ocho formas de practicar la felación.
En tiempos del Imperio Romano, la felación se clasificaba en roles “activos” y “pasivos”. Contrario a las interpretaciones modernas, el receptor del acto era considerado el “activo”, y este acto oral se percibía como sumisión.
La felación, una vez en las sombras, emerge como un puente hacia la plenitud sexual y el empoderamiento, desafiando tabúes y construyendo conexiones íntimas más profundas.
En esta dinámica, una mujer empoderada puede transformar la práctica de la felación en un acto de control y empoderamiento, facilitando la erección y lubricación de su pareja para la penetración.
Sin embargo, para muchas, las heridas emocionales y los miedos pueden llevar a percibir el falo como un símbolo de dominación masculina, un silenciador o incluso un elemento asfixiante. La sanación personal es fundamental para una conexión íntima plena y satisfactoria.
Una mujer empoderada puede usar la felación como una herramienta para liberar energía vital, incluso induciendo la eyaculación sin la penetración.
En este proceso de empoderamiento, el hombre juega un rol esencial al restaurar la confianza y permitir a la mujer descubrir su auténtico poder, ambos explorando juntos y siendo partes activas en su experiencia íntima.
Fernando Far se desempeña como «Life, Sex & Business Coach» asistiendo tanto a las personas como a las organizaciones en sus procesos de cambio y transformación.
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