Despertar el cuerpo: prácticas sensoriales para una sexualidad más orgásmica

Muchas mujeres se acercan al masaje tántrico con el deseo de explorar su capacidad de sentir, de entregarse, de expandir su experiencia orgásmica. Aunque el fin no es únicamente "llegar al orgasmo", lo cierto es que muchas veces el masaje se convierte en una herramienta poderosa para amplificar la sensibilidad y despertar zonas del cuerpo que estaban adormecidas.

Ahora bien, también existen prácticas que pueden realizarse de forma personal y cotidiana —en casa, en un momento íntimo, incluso como ritual previo a un encuentro sexual o una sesión de masaje— que ayudan a preparar el cuerpo y afinar la percepción. Porque la capacidad orgásmica no es algo fijo: se entrena, se cultiva y se expande.

El cuerpo que siente se despierta con práctica

Los ejercicios que comparto a continuación están inspirados en tradiciones tántricas y yoguis, y fueron adaptados para acompañar a quienes desean conectar con su energía sexual de forma más profunda y consciente.

No se trata de técnicas mágicas ni de resultados inmediatos, sino de una práctica constante, amorosa y atenta. El cuerpo, cuando se le da espacio y tiempo, responde. La sensibilidad se afina, la energía fluye y lo orgásmico se vuelve una posibilidad más abierta, no limitada solo al clímax, sino como una cualidad extendida del placer.

1. El impulso pelviano: activar la energía desde la raíz

Acostate boca arriba sobre una colchoneta. Flexioná las piernas con los pies apoyados en el suelo. Comenzá a elevar la pelvis y dejala caer enérgicamente, creando un suave rebote arriba y abajo. Inhalá al elevar y exhalá con fuerza al soltar, emitiendo un sonido "¡Ja!" desde el vientre.

Este ejercicio estimula la base del cuerpo, activa la zona pélvica y comienza a liberar la energía sexual acumulada. Permitite jugar, sentir, incluso reírte o vibrar con el movimiento. No busques “hacerlo bien”, simplemente dejá que el cuerpo se exprese.


Explorar el placer propio es un camino de presencia: cuando se habita el cuerpo, el goce se vuelve más natural y profundo.
2. El loto que se abre: escuchar el cuerpo en quietud

Después de mover la energía, llega el momento de recogerla y aquietarla. Sentate con las piernas cruzadas sobre un cojín cómodo (un zafu es ideal), dejando que las rodillas bajen hacia el suelo. Mantené la espalda erguida pero relajada, el vientre libre, los hombros sueltos y la barbilla ligeramente hacia el pecho.

Colocá las manos sobre las rodillas con las palmas hacia arriba (receptividad) o hacia abajo (enraizamiento). Podés también juntarlas en mudra meditativo, una palma sobre la otra y los pulgares tocándose.

Respirá lenta y profundamente por la nariz. Observá el aire entrando y saliendo. No fuerces nada. Solo permanecé presente, sintiendo lo que hay. La quietud no es pasividad, es una forma de entrar en contacto con la profundidad del cuerpo. Esta postura ayuda a integrar la energía movilizada y agudiza la percepción de sensaciones sutiles.

Siempre que sea posible, te sugiero practicar estos ejercicios al desnudo.

El contacto directo con el aire y el entorno, sin telas que separen o compriman, favorece una conexión más pura y libre con las sensaciones corporales. La desnudez no es una condición, pero sí una oportunidad para reconciliarse con el propio cuerpo tal como es, sin filtros ni capas simbólicas. Sentirse en la piel, literalmente, hace que la práctica sea aún más poderosa.



"La capacidad orgásmica no es algo fijo: se entrena, se cultiva y se expande a través del cuerpo, el tiempo y la presencia."


Un camino hacia el goce sostenido

Estos ejercicios pueden practicarse de forma diaria o semanal, y son especialmente recomendables como preparación para una sesión tántrica o una unión sexual más consciente. Con el tiempo, ayudan a liberar tensiones, aumentar la sensibilidad del cuerpo y abrir nuevas posibilidades de placer.

No hay que esperar resultados inmediatos. Pero sí pueden transformarse en una vía poderosa de conexión con una misma, sobre todo si se combinan con otras prácticas de autoconocimiento y sexualidad consciente.

El cuerpo es un templo. Y cuando se le escucha con amor, se transforma también en un canal hacia lo sagrado.



por FERNANDO FAR

Fernando Far se desempeña como «Life, Sex & Business Coach» asistiendo tanto a las personas como a las organizaciones en sus procesos de cambio y transformación.

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