A veces, el enojo se interpone en nuestro camino y oscurece nuestra perspectiva. ¿Por qué algo que solía llenarnos de risas y amistad ahora parece inalcanzable? ¿Qué ha cambiado? ¿Cómo es que tratamos con desdén a quienes antes abrazábamos con ternura y buscábamos con anhelo? ¿Acaso el ego tiene tanto control sobre nosotros? El rencor y la agresividad, productos de una mente en baja vibración, se infiltran sigilosamente entre los sentimientos genuinos y directos, causando estragos innecesarios. Sin embargo, podemos aprender a dejarlos pasar.
Al abrazarlos, se disuelven. Al examinarnos a nosotros mismos, logramos ver al otro como un igual, libre de máscaras y expuesto en su alma; sincero, comprometido con sus palabras y genuino en sus pensamientos. Al mismo tiempo, ganamos respeto por nosotros mismos. Pero lo más crucial es que nos vemos a nosotros mismos en nuestra esencia: seres de luz, irradiando felicidad y amor. Este miedo, puedo decirte, es simplemente eso: miedo. Miedo a expresarnos, miedo a sentir, miedo a quedar atrapados en convenciones, miedo a la desaprobación, miedo a la dependencia, miedo a vivir plenamente.
¿De qué sirve tanta espiritualidad si no la aplicamos? ¿Tanto conocimiento, tanto recorrido, si no sembramos para luego cosechar con abundancia? No desperdiciemos tiempo; hagamos de cada día el mejor de nuestra vida, pues nadie garantiza que habrá un mañana más prometedor. La vida nos ha dado una oportunidad a ti y a mí, y no pretendo desaprovechar ni un instante de ella.
Te propongo que recites este breve mantra inspirador, y lo personalices según sientas que se relaciona contigo:
Reconozco que debo aprender a controlar el enojo, a tranquilizarme y a retirarme a un rincón tranquilo para meditar cuando la situación lo requiera. Y al salir, emergo fortalecido/a, lleno/a de la valentía que el amor proporciona. No es tanto el recipiente del amor, sino el amor interno lo que importa. La verdadera esencia no reside en objetos ni circunstancias. La auténtica sabiduría yace en el silencio interior. La vida es una sinfonía entre la libertad y el destino.
Fernando Far se desempeña como «Life, Sex & Business Coach» asistiendo tanto a las personas como a las organizaciones en sus procesos de cambio y transformación.
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